domingo, 23 de noviembre de 2014

Corrientes metodológicas del s. XX · Evidencia 1

Curso en línea
Módulo 1: ¿Cómo aprenden los alumnos?
Fechas: 20-31/10/2014
Tutora: Dra. Esther Barros

A lo largo del módulo 1 del curso de formación en línea hemos hecho un viaje por las diferentes corrientes metodológicas en las que se ha basado la enseñanza-aprendizaje del español en el siglo XX. Entre ellas, han destacado dos (cito textualmente del material del curso):

· Método audiolingüe: para el método audiolingüe la lengua está formada por un conjunto de estructuras; aprender una lengua es adquirir hábitos lingüísticos a través de la repetición. Las prácticas habituales de clase son la repetición y la memorización de diálogos y la realización de ejercicios de repetición o drills.

· Enfoque comunicativo: para el enfoque comunicativo la lengua es un instrumento de comunicación y aprender una lengua es llegar a poder expresar significado. En clase se realizan tareas que implican comunicación real y conllevan toma de decisiones en cuanto a qué y cómo expresarse. El alumno participa activamente en el proceso de aprendizaje y construcción de conocimiento. El uso de estrategias de aprendizaje ayuda a almacenar información en la memoria y reorganizar contenidos. El uso de estrategias de aprendizaje ayuda a almacenar información en la memoria y reorganizar contenidos. Una de las prácticas habituales de clase son las actividades de vacío de información.

Desde sus inicios a mediados de los años 70, el enfoque comunicativo ha pasado por varias etapas, empezando por la programación nociofuncional, cuyos contenidos se organizan, como su nombre indica, a partir de nociones y funciones en vez de a partir de estructuras gramaticales como sucedía en el método audiolingüe.

Una década más tarde, a finales de los años 80, la búsqueda de la comunicación real en el aula da lugar al desarrollo de la enseñanza mediante tareas (EMT). Sin embargo, a partir del análisis de los manuales presentados en este primer módulo, hemos visto que tuvieron que pasar algunos años desde las primeras publicaciones teóricas sobre la EMT para que un libro de texto plasmara este tipo de programación. Se trata de Gente 1 (Difusión, 1997).


Pudimos comprobar lo anterior al analizar, en primera instancia, dos actividades de Para empezar (libro del alumno, Edelsa, 1984:89) e Intercambio (libro del alumno, Difusión, 1989:144), y compararlas luego con la unidad 7 de Gente 1 (Difusión, 1997:70-79). 



Mi reflexión individual en este punto fue la siguiente:

«Al comparar los manuales Gente 1, basado en la enseñanza mediante tareas, con Para empezar e Intercambio, de enfoque comunicativo “temprano”, por así decirlo, lo primero que me llama la atención es el tratamiento que se le da al sistema formal, a la gramática. En el caso de Gente 1, se trabaja solamente la gramática que los alumnos van a necesitar para realizar la tarea final. A diferencia de los otros dos manuales, se presta una gran atención al significado y las formas a aprender quedan supeditadas a él. No se determinan formas concretas a aprender, no aparecen listados de verbos o personas concretas que se van a tratar; todo queda abierto a las necesidades que genere la realización de la tarea final. Por ejemplo, aprender determinadas excepciones a la regla solo será necesario si la consecución de la tarea final lo requiere. Parece que la gramática concreta a trabajar incluso se puede pactar con los alumnos, según el enfoque definitivo que le puedan querer dar a la tarea final.

En cambio, en Para empezar e Intercambio, sí es cierto que aparentemente se persiguen funciones comunicativas mediante la presentación de situaciones reales que el alumno debe aprender a abordar en la lengua extranjera, como por ejemplo a presentarse y a desenvolverse en varios entornos como en un hotel, en la calle o en una oficina (Para empezar) o a realizar consultas acerca de vocabulario que no entiende (Intercambio). Situaciones que efectivamente se dan cuando se empieza a aprender una lengua extranjera, como ya expone el trabajo Un nivel umbral. Sin embargo, las estructuras formales están mucho más definidas, parece que estén concebidas como paradigmas cerrados, bloques que hay que aprender, cuya justificación mediante las situaciones antes mencionadas resulta algo dudosa. Su atención a la forma en detrimento de la atención al significado no es tan acusada como en el método audiolingüe; sin embargo, se sigue dando mucha importancia a la forma y, a pesar de ese intento de contextualizarla en situaciones significativas, me da la impresión de que esta sigue existiendo como una unidad aparte.»

Mi reflexión concreta de la unidad 7 de Gente 1, titulada «Gente que come bien» y cuya tarea final es elaborar entre toda la clase un libro de cocina con recetas de todos, fue la siguiente:



- ¿Se le dan al alumno suficientes herramientas lingüísticas para que pueda realizarla?
Creo que en general sí se aportan a lo largo de la unidad las herramientas lingüísticas para poder comunicarse con los compañeros y elaborar la tarea final, puesto que se abarca tanto el léxico de alimentos típicos de los países hispanohablantes como las estructuras formales para escribir una receta. Quizás lo único que echo de menos es una actividad en la que los alumnos pudieran contrastar lo de las actividades anteriores con los platos típicos de su país, para aprender así el léxico de esos otros alimentos. Este ejercicio lo van a tener que hacer al final con el diccionario para realizar la tarea final, porque seguramente elegirán una receta con ingredientes de su país y no españoles.
- ¿La tarea final será motivadora para todos los alumnos? ¿A lo largo de toda la unidad?
Creo que el interés que pueda despertar esta actividad entre los alumnos depende mucho en este caso de su edad. Si pienso en mi propia experiencia personal, una tarea así sí me interesaría mucho ahora, pero no cuando era niña o incluso adolescente, ya que era mi madre la que cocinaba en casa y yo todavía no tenía demasiado interés por la gastronomía. Por aquel entonces, este contenido me hubiera resultado muy ajeno, ya que ni siquiera había consultado recetas en mis idiomas maternos.

- ¿Cumple la tarea final todas las propiedades de una tarea según la EMT?
Sí, porque tiene una estructura pedagógicamente adecuada, está abierta a la intervención y a las aportaciones de los alumnos, centra su atención en el significado pero sin dejar de lado la forma, que se presenta de una forma significativa y contextualizada.

Además, me gustaría añadir la puntualización que incluía la tutora, la Dra. Esther Barros, en su reflexión de la puesta en común final, en la que explica la diferencia entre la programación nociofuncional y el EMT:


«Resumiendo, el enfoque mediante tareas se diferencia, principalmente, de la programación nociofuncional por llevar al aula procesos de comunicación real centrándose en la acción en vez de, únicamente, en la comunicación lingüística. Ellos tienen que llegar a un acuerdo, informarse sobre los platos que prefieren, etc.»

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